De un murcielago chino… en otras palabras. Wuhan City / 2020
–
#CrónicasXXI | 47 – Grama Ediciones
Al huracán inédito que nos asola –también a-solas– advienen el real de la ciencia y el de la subjetividad a rendir cuentas. El primero tropieza con la inestabilidad de la cifra y el segundo con un vacío imposible. Para ambos, el huracán se genera en un “ojo” (con bastante ceguera).
Después de un tiempo dialogando sobre la necesidad de compartir conversaciones, hemos configurado este encuentro en contrapunto para tiempos donde “un virus” actúa como decodificador global.
Ricardo Acevedo es miembro de la AMP y de la ELP, y Shimon Edenburg es urban Planning, sociólogo urbano, es miembro de la ULI, Asociación de Urban Planners, y ha publicado un libro llamado Lugares de lugares.
Del engaño llévame a la verdad …y suelo ir
De la oscuridad guíame a la luz arrastrando las espuelas,
De la muerte condúceme a la inmortalidad para ponerle puntos suspensivos
al antiguo sendero de andar juntos…
Letra de la música final de la película “MATRIX”, de Osiris Rodríguez Castillos
S.E. –Somos y estamos en un mundo en desarrollo de tal manera que los seres humanos, los cyborgs y la naturaleza también, están entrelazados, en movimiento continuo y por separado también, acorde con la percepción de los humanos, donde el azar juega y ataca sin aviso previo y a su manera, como lo está haciendo por estos días a nivel planetario.
R.A. –En “otras palabras”, nada impide pensar, para establecer una síntesis, que se nos induce a transitar una existencia, donde todo el mundo es loco (como afirma J. Lacan).
S.E. –La premonitoria película MATRIX intenta reflexionar sobre una humanidad postapocalíptica a finales del siglo XX, con el comienzo de la era tecnológica que acabaría por alienar a los humanos, creando una sensación de incertidumbre (aún sin saber lo que se nos venía encima 20 años después).
R.A. –Segura y paradójicamente, en esta nueva alienación, lo humano sería esencialmente el alien; lo que podría hacer síntoma al futuro/actual replicante.
S.E. –Una pregunta derivada de las ideas en la película de las hermanas Wachowsky sería: ¿cómo acabaron las mentes humanas metidas en una realidad paralela de la que ni siquiera sabían que formaban parte? “Bienvenido al desierto de lo real”, le dice Morfeo (el verdadero líder inspiracional), a Neo (el personaje que debería traer la paz), cuando le explica el funcionamiento de MATRIX y todo lo que hay detrás de sus fronteras virtuales. (La cita es en realidad de Jean Baudrillard, según aclaran las directoras posteriormente).
R.A. –Bueno, el real de la subjetividad no es el real tecnocientífico. Este puede escribirse en datos; el primero permanecerá siempre inmune a cualquier algoritmo. Por ello, en todas los films futuristas de clonados y alienados, hay al menos uno que no entra en el conjunto. Y es precisamente ese -1 el que da un sentido al argumento. Otra paradoja. (Aún me divierte recordar “Homiga Z” – (AntZ) film de 1998
S.E. –Por su parte también Slavoj Zizek nos invita a entrar vía “Welcome to the desert of the real”, donde se caen las fantasías de bienestar eterno, como en el caso del ataque a las torres gemelas en New York en 2001; esta vez a través de una incursión del coronavirus en la ciudad de Wuhan desconocida hasta principios del 2020.
R.A. –Ya, ya… Zizek no tiene nada del “alma bella” hegeliana. Ahora bien, la paradoja es su deseo de un porvenir liberador para after time Covid19. (El miedo es estructural).
S.E. –La metáfora de MATRIX nos invita ni más ni menos que a construir un simulacro de nosotros mismos online, que nos arrastra de la comodidad a la incertidumbre. Tal cual estamos en estos días.
R.A. –(El enemigo esencial es invisible a los ojos –parafraseando la candidez de Saint-Exupèry). El mantra imperativo “quédate en casa” nos reduce a la mínima expresión física, pero a la mayor dependencia del objeto técnico. ¿Será esta la primera parte de la operación jíbara?
S.E. –I. Prigogine, autor del Principio de Incertidumbre propone, por su parte, superar las tres teorías más conocidas de la física: la Teoría de Newton mecanicista y determinista, la Teoría de la relatividad y la Teoría cuántica probabilística. Propone un “universo en transición y en permanente construcción, como base de partida axiomática”. “El caos y su imprevisibilidad por naturaleza –según Prigogine– nos lleva a buscar un nuevo desorden, que de hecho es el estado en que nos encontramos en cada instante y que a su vez nos permitirá crear un nuevo orden, que será un estado pasajero también”.
R.A. –Entonces podría entenderse una vez más, que ninguna verdad podría sostenerse más allá de su negación a lo imposible. ¿Seguiremos buscando una certeza en la ciencia y su actual amnesia del factor humano o deberíamos hacer de “Sapiens” una lectura obligada para examinarnos ante el mismo Y. ¿Harari?
S.E. En Pandemia Times todos nos vamos inventando día tras día; queda claro que sin innovación permanente y continua no saldremos bien parados de este azaroso ataque de la naturaleza.
R.A. –En mi indiscreta disensión, no siento que nos estemos inventando precisamente por el factor incertidumbre. También así, podría expresar que esta incidencia entre y naturaleza y humanidad, parte de quien atacó primero a quién: es obvia y evidente la respuesta
S.E. –Hoy vivimos en un solo espacio\tiempo, en el que una fluctuación o ale-teo de mariposa o murciélago en Wuhan, puede actuar sobre la dialéctica sujeto\objeto, con consecuencias sobre todo el sistema sanitario\social y económico\político del mundo.
R.A. –Ironía impostergable: a la nominación “efecto mariposa”, del inmemorial relato chino, terminaremos llamando “efecto murciélago” (como siniestro homenaje al estatuto globalizador).
S.E. –Este efecto del aleteo, esta vez de un murciélago, podría ser lo que Werner Heisenberg denominó “vacuum fluctuation”, que no es más que un cambio temporario en la cantidad de energía, o un movimiento azaroso en un lugar en el espacio (esta vez en el mercadillo de Wuhan). Esta fluctuación quántica estuvo presente en el origen de la estructura del universo, y probablemente sea la responsable de la actual aceleración de su expansión.
R.A. Maravillosa deducción se nos adviene: cuanto más provoca y se adentra la ciencia en lo real de la naturaleza, más expuestos a su respuesta estructural.
¿Habremos medido también nuestra ambición libidinal sin pasar por Lyotard? No lo creo.
S.E. –Sería lógico y consecuente, que algo de ese orden esté sucediendo con la pandemia expansiva de este coronavirus, o por lo menos análogo, aunque aún es prematuro elucubrar sobre lo que los científicos están deba-tiendo en estos días en sus laboratorios.
R.A. –Se podrá en plazo mediato, tener el antivirus para éste, en particular. Pero jamás para todos los que “aguardan su porvenir”. Simplemente no existe El Virus (con mayúsculas). Aunque la ilusión del laboratorio seguro persista en creer en HAL9000 y en un game over.
S.E. –Quizás nunca sabremos descubrir el “origen de este ataque”, aunque deberíamos creer en la capacidad radical e innovadora que tiene la mente humana de crear metáforas, enigmas, alteraciones, simulacros y modelos de investigación. El edificio de la ciencia social, de la psicología y de la vida misma, se alza sobre las arenas movedizas de ese origen.
R.A. –La gran pregunta para salvaguardar lo esencialmente humano de las biopolíticas que aúnan ciencia con políticas de mercado, se debería formular respecto a qué elementos de la subjetividad serían inasimilables a los designios que Foucault advirtió. Y volvemos a nuestro principio; al nuestro; a ese real por siempre inviolable e inconmensurable.
S.E. –Hay teorías “conspirativas” dando vueltas en las redes sociales. No podemos dejar de preguntarnos tampoco a quién beneficia este ataque planetario, bastante mortífero, sobre ”el orden mundial”. No hay una res-puesta aún, y tampoco podemos aventurarnos a especulaciones inciertas, pero podemos intentar analizar el concepto de verdad, mentira, postverdad, post fake news, verdad paralela, verdad asimétrica, sobre lo que existen algunas ideas tanto en la cultura oriental como en la occidental.
R.A. –¡Eureka! Es la evidencia de lo inestable e indecidible de eso que llamamos Verdad, y que, ahora, se nos devela más que nunca en su estructura de oximorón como mentirosa verdad. Dios mío… ¿a cuántos dioses impotentes habremos de invocar para suplicar garantías?
S.E. –Nietzsche diría que “la verdad es una hueste en movimiento de metáforas. Metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas, y adornadas poé-tica y retóricamente y que después de un prolongado uso, un pueblo consi-dera firmes, canónicas y vinculantes”.
R.R. –En la versión de Strauss, Zaratustra “habla mejor” (sublima mejor la música que una ideología).
S.E. –En una “supuesta narrativa”, que a mi entender, huele siempre a un nuevo simulacro que regocija a sus inventores para parafrasear la verdad líquida en la que se apoyan. Y para no sucumbir en el intento de encontrar sentido, donde aparentemente sólo hay simulaciones, representaciones y metáforas, es imprescindible diferenciar la realidad deconstruida de la falsificación de lo que “nunca jamás ocurrió…”
R.A. –Estamos impelidos a mostrarnos desde una apariencia: impuesta o construida. Hace falta restar para obtener un resto vivible y común. La función debe continuar en el escenario del mundo. Otra cosa es la responsabilidad ética que nos atañe a la hora de asumir un guionista adecuado: uno que no se infatue como Creador y cuyo argumento apunte al fin de una utopía, que además logre un savoir faire, aún en el fracaso.
S.E. –La verdadera certidumbre sería entonces una construcción pasajera, un nuevo pasaje que nos llevara a la calle para desembocar en una avenida que daría paso a la autopista del “próximo desorden”, que será entonces el nuevo orden reinante.
R.A. –La vehemencia y convicción de los sofistas del pandemia time, no exhiben más que un narcicismo moderado de sus altas o bajas intenciones. Sublimación al fin. Queremos ser leídos, queremos ser con otros. En defini-tiva, estamos advertidos: podemos (sin exponer el cuerpo), en un margen posible, desdibujarnos de la dramática y terror que programan los algoritmos para inhibirnos en la nuda vida…
Simon Edenburg – Urban Planner y Ricardo Acevedo – ELP
De un murcielago chino… en otras palabras. Wuhan City / 2020
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#CrónicasXXI | 47 – Grama Ediciones
Al huracán inédito que nos asola –también a-solas– advienen el real de la ciencia y el de la subjetividad a rendir cuentas. El primero tropieza con la inestabilidad de la cifra y el segundo con un vacío imposible. Para ambos, el huracán se genera en un “ojo” (con bastante ceguera).
Después de un tiempo dialogando sobre la necesidad de compartir conversaciones, hemos configurado este encuentro en contrapunto para tiempos donde “un virus” actúa como decodificador global.
Ricardo Acevedo es miembro de la AMP y de la ELP, y Shimon Edenburg es urban Planning, sociólogo urbano, es miembro de la ULI, Asociación de Urban Planners, y ha publicado un libro llamado Lugares de lugares.
Del engaño llévame a la verdad …y suelo ir
De la oscuridad guíame a la luz arrastrando las espuelas,
De la muerte condúceme a la inmortalidad para ponerle puntos suspensivos
al antiguo sendero de andar juntos…
Letra de la música final de la película “MATRIX”, de Osiris Rodríguez Castillos
S.E. –Somos y estamos en un mundo en desarrollo de tal manera que los seres humanos, los cyborgs y la naturaleza también, están entrelazados, en movimiento continuo y por separado también, acorde con la percepción de los humanos, donde el azar juega y ataca sin aviso previo y a su manera, como lo está haciendo por estos días a nivel planetario.
R.A. –En “otras palabras”, nada impide pensar, para establecer una síntesis, que se nos induce a transitar una existencia, donde todo el mundo es loco (como afirma J. Lacan).
S.E. –La premonitoria película MATRIX intenta reflexionar sobre una humanidad postapocalíptica a finales del siglo XX, con el comienzo de la era tecnológica que acabaría por alienar a los humanos, creando una sensación de incertidumbre (aún sin saber lo que se nos venía encima 20 años después).
R.A. –Segura y paradójicamente, en esta nueva alienación, lo humano sería esencialmente el alien; lo que podría hacer síntoma al futuro/actual replicante.
S.E. –Una pregunta derivada de las ideas en la película de las hermanas Wachowsky sería: ¿cómo acabaron las mentes humanas metidas en una realidad paralela de la que ni siquiera sabían que formaban parte? “Bienvenido al desierto de lo real”, le dice Morfeo (el verdadero líder inspiracional), a Neo (el personaje que debería traer la paz), cuando le explica el funcionamiento de MATRIX y todo lo que hay detrás de sus fronteras virtuales. (La cita es en realidad de Jean Baudrillard, según aclaran las directoras posteriormente).
R.A. –Bueno, el real de la subjetividad no es el real tecnocientífico. Este puede escribirse en datos; el primero permanecerá siempre inmune a cualquier algoritmo. Por ello, en todas los films futuristas de clonados y alienados, hay al menos uno que no entra en el conjunto. Y es precisamente ese -1 el que da un sentido al argumento. Otra paradoja. (Aún me divierte recordar “Homiga Z” – (AntZ) film de 1998
S.E. –Por su parte también Slavoj Zizek nos invita a entrar vía “Welcome to the desert of the real”, donde se caen las fantasías de bienestar eterno, como en el caso del ataque a las torres gemelas en New York en 2001; esta vez a través de una incursión del coronavirus en la ciudad de Wuhan desconocida hasta principios del 2020.
R.A. –Ya, ya… Zizek no tiene nada del “alma bella” hegeliana. Ahora bien, la paradoja es su deseo de un porvenir liberador para after time Covid19. (El miedo es estructural).
S.E. –La metáfora de MATRIX nos invita ni más ni menos que a construir un simulacro de nosotros mismos online, que nos arrastra de la comodidad a la incertidumbre. Tal cual estamos en estos días.
R.A. –(El enemigo esencial es invisible a los ojos –parafraseando la candidez de Saint-Exupèry). El mantra imperativo “quédate en casa” nos reduce a la mínima expresión física, pero a la mayor dependencia del objeto técnico. ¿Será esta la primera parte de la operación jíbara?
S.E. –I. Prigogine, autor del Principio de Incertidumbre propone, por su parte, superar las tres teorías más conocidas de la física: la Teoría de Newton mecanicista y determinista, la Teoría de la relatividad y la Teoría cuántica probabilística. Propone un “universo en transición y en permanente construcción, como base de partida axiomática”. “El caos y su imprevisibilidad por naturaleza –según Prigogine– nos lleva a buscar un nuevo desorden, que de hecho es el estado en que nos encontramos en cada instante y que a su vez nos permitirá crear un nuevo orden, que será un estado pasajero también”.
R.A. –Entonces podría entenderse una vez más, que ninguna verdad podría sostenerse más allá de su negación a lo imposible. ¿Seguiremos buscando una certeza en la ciencia y su actual amnesia del factor humano o deberíamos hacer de “Sapiens” una lectura obligada para examinarnos ante el mismo Y. ¿Harari?
S.E. En Pandemia Times todos nos vamos inventando día tras día; queda claro que sin innovación permanente y continua no saldremos bien parados de este azaroso ataque de la naturaleza.
R.A. –En mi indiscreta disensión, no siento que nos estemos inventando precisamente por el factor incertidumbre. También así, podría expresar que esta incidencia entre y naturaleza y humanidad, parte de quien atacó primero a quién: es obvia y evidente la respuesta
S.E. –Hoy vivimos en un solo espacio\tiempo, en el que una fluctuación o ale-teo de mariposa o murciélago en Wuhan, puede actuar sobre la dialéctica sujeto\objeto, con consecuencias sobre todo el sistema sanitario\social y económico\político del mundo.
R.A. –Ironía impostergable: a la nominación “efecto mariposa”, del inmemorial relato chino, terminaremos llamando “efecto murciélago” (como siniestro homenaje al estatuto globalizador).
S.E. –Este efecto del aleteo, esta vez de un murciélago, podría ser lo que Werner Heisenberg denominó “vacuum fluctuation”, que no es más que un cambio temporario en la cantidad de energía, o un movimiento azaroso en un lugar en el espacio (esta vez en el mercadillo de Wuhan). Esta fluctuación quántica estuvo presente en el origen de la estructura del universo, y probablemente sea la responsable de la actual aceleración de su expansión.
R.A. Maravillosa deducción se nos adviene: cuanto más provoca y se adentra la ciencia en lo real de la naturaleza, más expuestos a su respuesta estructural.
¿Habremos medido también nuestra ambición libidinal sin pasar por Lyotard? No lo creo.
S.E. –Sería lógico y consecuente, que algo de ese orden esté sucediendo con la pandemia expansiva de este coronavirus, o por lo menos análogo, aunque aún es prematuro elucubrar sobre lo que los científicos están deba-tiendo en estos días en sus laboratorios.
R.A. –Se podrá en plazo mediato, tener el antivirus para éste, en particular. Pero jamás para todos los que “aguardan su porvenir”. Simplemente no existe El Virus (con mayúsculas). Aunque la ilusión del laboratorio seguro persista en creer en HAL9000 y en un game over.
S.E. –Quizás nunca sabremos descubrir el “origen de este ataque”, aunque deberíamos creer en la capacidad radical e innovadora que tiene la mente humana de crear metáforas, enigmas, alteraciones, simulacros y modelos de investigación. El edificio de la ciencia social, de la psicología y de la vida misma, se alza sobre las arenas movedizas de ese origen.
R.A. –La gran pregunta para salvaguardar lo esencialmente humano de las biopolíticas que aúnan ciencia con políticas de mercado, se debería formular respecto a qué elementos de la subjetividad serían inasimilables a los designios que Foucault advirtió. Y volvemos a nuestro principio; al nuestro; a ese real por siempre inviolable e inconmensurable.
S.E. –Hay teorías “conspirativas” dando vueltas en las redes sociales. No podemos dejar de preguntarnos tampoco a quién beneficia este ataque planetario, bastante mortífero, sobre ”el orden mundial”. No hay una res-puesta aún, y tampoco podemos aventurarnos a especulaciones inciertas, pero podemos intentar analizar el concepto de verdad, mentira, postverdad, post fake news, verdad paralela, verdad asimétrica, sobre lo que existen algunas ideas tanto en la cultura oriental como en la occidental.
R.A. –¡Eureka! Es la evidencia de lo inestable e indecidible de eso que llamamos Verdad, y que, ahora, se nos devela más que nunca en su estructura de oximorón como mentirosa verdad. Dios mío… ¿a cuántos dioses impotentes habremos de invocar para suplicar garantías?
S.E. –Nietzsche diría que “la verdad es una hueste en movimiento de metáforas. Metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas, y adornadas poé-tica y retóricamente y que después de un prolongado uso, un pueblo consi-dera firmes, canónicas y vinculantes”.
R.R. –En la versión de Strauss, Zaratustra “habla mejor” (sublima mejor la música que una ideología).
S.E. –En una “supuesta narrativa”, que a mi entender, huele siempre a un nuevo simulacro que regocija a sus inventores para parafrasear la verdad líquida en la que se apoyan. Y para no sucumbir en el intento de encontrar sentido, donde aparentemente sólo hay simulaciones, representaciones y metáforas, es imprescindible diferenciar la realidad deconstruida de la falsificación de lo que “nunca jamás ocurrió…”
R.A. –Estamos impelidos a mostrarnos desde una apariencia: impuesta o construida. Hace falta restar para obtener un resto vivible y común. La función debe continuar en el escenario del mundo. Otra cosa es la responsabilidad ética que nos atañe a la hora de asumir un guionista adecuado: uno que no se infatue como Creador y cuyo argumento apunte al fin de una utopía, que además logre un savoir faire, aún en el fracaso.
S.E. –La verdadera certidumbre sería entonces una construcción pasajera, un nuevo pasaje que nos llevara a la calle para desembocar en una avenida que daría paso a la autopista del “próximo desorden”, que será entonces el nuevo orden reinante.
R.A. –La vehemencia y convicción de los sofistas del pandemia time, no exhiben más que un narcicismo moderado de sus altas o bajas intenciones. Sublimación al fin. Queremos ser leídos, queremos ser con otros. En defini-tiva, estamos advertidos: podemos (sin exponer el cuerpo), en un margen posible, desdibujarnos de la dramática y terror que programan los algoritmos para inhibirnos en la nuda vida…